miércoles, 26 de agosto de 2009

MIS DEMONIOS




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En la noche, 
llegan mis demonios, 
a hurtadillas, 
como ladrones de sueños. 

Caen a través de retorcidas 
e infinitas espirales, 
los oigo como ríen y murmullan, 
quiero gritarles: BASTA!!! 
pero mi boca está llena de árida 
y seca arena 
de las dunas de una solitaria playa 
con aguas turbias y negras. 

Como dos zorras 
revolcándose en dinero y alcohol,
dentro de un perfecto círculo de monotonía, 
esas dos rameras de Cronos, 
se burlan de mí, 
y en cada una de sus carcajadas 
voy desapareciendo 
como agua asida en un puño. 

El reflejo del espejo me traiciona 
y me escupe mi realidad a los ojos, 
con flechas que se enconan en la carne. 
Yo las arranco, 
pero no sangro, 
de mis heridas brotan miles de mariposas, 
huyen de mi pecho, 
de mi dolor, 
como ratas de un barco que zozobra.

ÁRBOLES



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Sobre el dorso de una hoja caída 
de no sé cual árbol 
de este jardín sombrío 
deposito todo mi dolor.

 Y sé que esa diminuta hoja 
se irá sobre el viento 
o quizás sólo se descomponga 
para ser alimento 
de estos lúgubres árboles. 

Mi dolor 
quizás los haga más fuertes 
o puede ser que replieguen su ramas 
no quieran acoger a los gorriones, 
y se desprendan de su corteza 
mientras derraman su amarilla sangre 
como un suicidio colectivo. 

También puede ser 
que su sufrimiento sea más doliente 
y como testigos mudos 
de tantas horas de soledad 
no requieran fuerza alguna 
para apropiarse de mi dolor. 

¿Sólo se dejan llevar por el viento, 
la lluvia, 
la tormenta, 
o son dueños de su destino? 

Nos observan, 
nos acompañan, 
nos guarecen del sol, 
acunan nuestras dudas en sus ramas 
para adormecerlas 
y no las ahoguemos 
en el fondo de un vaso, 
o bajo la piel de una simple 
y solitaria miseria.

martes, 11 de agosto de 2009

LA OSADÍA DE TENERTE



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Yo, que no era tan valiente, 
o quizás sea el paso de los años 
lo que acobarda. 


Y soñaba más allá 
de la higuera que adorna el horizonte 
de mi ventana 


¿Qué habrá? 
No lo sé, 
sólo soñaba. 


¿Pero se puede soñar 
lo que existe, 
lo que se anhela? 
¿Se sueña 
o se presiente? 


En mi encierro retórico 
lleno de dilemas hambrientos 
como pequeñas bocas 
hacinadas en un nido 
que reclaman 
el alimento de la madre. 


Así reclamo mi metamorfosis 
de la crisálida hibernada 
en el pecho. 


Y las alas azuladas 
de mi destino 
revolotean por tu piel 
coqueteando con tus deseos. 


Y así adquiero, 
sin mucho esfuerzo, 
tan sólo con tus palabras, 
la osadía de tenerte.